lunes, 19 de diciembre de 2011

Me dueles mucho


Esto del amor me viene grande. Después de tanto tiempo, cuando creía haberlo conocido, resulta que se comporta como un completo desconocido. No quisiera dramatizar. Pienso que el amor es siempre igual, aunque nunca de la misma forma. ¿Será por eso que podemos enamorarnos muchas veces?

Te quiero mucho, hace tiempo que quería decírtelo. Me siento un poco cobarde al escribirte mis sentimientos. Pensarás que la mejor forma de comunicar algo tan profundo es hablando, compartiendo con palabras lo que sentimos... bueno, lo que siento. Comprobarás que aún siguen vivas algunas de mis esperanzas.

Si he decidido escribirnos en estas letras es, en parte, porque me expreso mejor cuando escribo. Además, no quisiera caer en la mentira de las palabras. Las palabras me hacen decir cosas que no siento. La voz es mi mejor maquillaje. Cuando escribo no sé mentir tan bien, es uno de mis defectos. Las letras me desnudan. 

¿Por qué siempre me enamoro de la persona equivocada? es una buena pregunta. Y, dados a hacernos preguntas: ¿Qué es el amor? A mi nunca me han querido. No, al menos, como quisiera que me hubiesen querido. Es un poco triste pero es la única verdad que me queda. ¿Qué es el amor? me gustaría saberlo. Últimamente me siento derrotado. Tengo miedo. ¿Y si me quedo solo? Puede que la soledad sea la única salida que me quede. 

Y, volviendo a lo que siento por ti, sólo quisiera decir que no sé qué me ha pasado. Parece que no me canso de que me rompan el corazón. Soy más fuerte de lo que pensaba, o quizá más orgulloso de lo que creía. Quizá soy masoquista. ¿Quién sabe? ¡a lo mejor soy un completo estúpido! Ojalá. Ojalá fuese un completo estúpido y estuviese viendo el vaso medio vacío. Ojalá estuviese mirando la vida desde la perspectiva pesimista. Pero ¿qué pasa si no hay más perspectivas?, ¿qué pasa si vivo en un presente infinito? Ojalá las cosas cambien pronto, pero siempre he creído que "Ojalá" es un perchero muy débil donde colgar toda una vida.

No sé qué escribirte más. No sé cómo promocionar este fracaso. Se me acaban las esperanzas que un día me decían que todo era posible. Maldita esperanza y su manía de abandonarme cuando ya se han ido todos. También se me acaban las insistencias por alcanzarte, estés donde estés. Estés donde estés, ya no importa, ya no vamos a cruzarnos. Tengo la sensación de que me vacío de algo que nunca he tenido, quizá de una vieja promesa que me hice a mi mismo. Yo quise amar y no he querido.

¿Sabes qué creo? que leer todo esto te va a hacer feliz. ¿Te sorprende mi excesiva atención hacia tu persona?, ¿te regodeas, como si de una victoria se tratase, al comprobar lo que siento por ti?, lo hondo que has conseguido calar en mí sin ni siquiera habértelo propuesto. Si de alguna forma, leyendo esto, has sentido compasión por mí, te pido por favor que no la tengas. No me regales tu compasión, porque la compasión es el peor entendimiento que puedes ofrecerle a mis sentimientos. Estoy seguro de que las personas disfrutan siendo cicatriz en la piel de otros, tú no eres diferente. 

Me dueles mucho, hace tiempo que quería decírtelo. Pero en el dolor que me has causado no está tu victoria, sino en el recuerdo que has marcado en mi memoria. Que me duelas no me sorprende, a mi el amor siempre me ha dolido.



A tu indiferencia.

viernes, 2 de diciembre de 2011

Otoño



Me has dejado un cajón lleno de incomodidades, de pensamientos desatendidos y fantasías irrealizables. Llegaste un día de otoño. Ya sabes qué digo del otoño, es la mejor estación del año. Me gusta el otoño porque yo me siento como él, indeciso entre el calor y el frío; entre el amor y, permíteme, el olvido.

Te escribía sin la intención aparente de llamar tu atención pero, sabes, desisto, me gustaría llamarla. "Oye -le diría a tu atención- ¡estoy aquí! ¿ya me has olvidado?" Y, bueno, supongo que todo se reduce a eso. ¿Me has olvidado? ¿Me ha respetado tu recuerdo? Dime, ¿me dedicas algún pensamiento al día? ¡sólo uno! creo que mi orgullo se contenta con vaciar, aunque sea un poco, tu tiempo. 

Y, dejando a un lado el olvido, que tanto fatiga mi recuerdo, quería informarte de que hace tiempo que no lloro. Hace tiempo que soy demasiado fuerte o, quizás, hace tiempo que mi debilidad se disfraza de sequía. Yo soy como el otoño, muchas veces no me entiendo.

Desde aquí, desde este minúsculo y olvidado rincón del mundo, quería volver a saludarte. No sé, no me decido a olvidarte. Quizás no sea el más indicado para lanzar la primera piedra porque, suelo pensar, yo cometí el pecado de tentar a la suerte. Si te digo la verdad, no me siento tan culpable. Yo he sido la víctima del amor. ¡Qué lance el amor la primera piedra! o, mejor, lánzala tú. Sí, tú. Tú has sido el actor y yo el antagonista. 

Nada más. Espero que la próxima vez que nos veamos no seamos actores, no al menos de la misma obra. Ojalá, ojalá por entonces seamos simples marionetas, ¿qué me dices? Las marionetas actúan bajo la influencia de una fuerza superior aunque, visto de esa forma, nosotros siempre actuamos bajo la influencia de las circunstancias. ¿No crees que es una fuerza superior?