No es tuya la luz para que puedas ponerte ante ella, fotografiarte
como si la luz te hubiese encontrado y tú la hubieses tomado,
sin saber tomar la luz en pequeños gestos,
pero estás guapa, es cierto, cuando te iluminas;
no es tuya la luz aunque a ella no le vaya a importar
que la retengas como un secreto,
que descubras su sabor, también necesita la luz
que la amen después de tan largo viaje.
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