Entre carcajadas y gritos de socorro, y algunas miradas desoladas y vacías, entre cuerpos decaídos y pintados, y quizás en medio de un ambiente recreado para tener orgasmos inadecuados. En ese espacio hueco de emociones vivas, de sensaciones en la piel frías, y sueños derretidos por la asfixiante responsabilidad de ser distinto. Entre la lluvia de ruidos de ascensor y el nervio que en mi corazón sonaba como un tambor moribundo que destilaba de vez en cuando algún momento de lucidez, juraría, reconociendo, descomponiendo tanto misterio, que sólo escuché tu voz, y tu risa, y tan sólo vi tus ojos, y tus labios, y tus manos, y tu cuerpo, y el mundo a tu lado, y sin ti la vida, y el brillo de tu pelo bajo el sol de este frío, tantas veces sin ti horrible, mes de febrero.
Destellos de una hazaña raquítica que muere en el piano a compases mudos
Y es que en esto del amor a veces te sorprendes sobornando al tiempo para que no pase tan rápido y pueda mirarte algunos segundos lentos que nadie quiere, pero que yo aprecio como si me fuese la vida en ello y, verás, soy un cotidiano romántico de flores apergaminadas y ramos de poesías, de hablar al oído magia y volar en la cama a galope.
Película de entrepiernas y extratemores la que vivo
Lo siento. Me gustaría pedir disculpas a esas personas que creen en el amor imposible, en el cuento de hadas de cada mañana, en los sueños despiertos, en saltar al vacío y romper las ventanas para que lluevan cristales.
Lo siento por esas personas que siempre han creido que el mundo no cambia, que todo perdura, que no envejecemos, que no existe la desesperanza, que las modas no matan, que no... que no hay nada malo ahí fuera. Que la belleza está en el interior.
Lo siento por esas personas que siempre han creido que el mundo no cambia, que todo perdura, que no envejecemos, que no existe la desesperanza, que las modas no matan, que no... que no hay nada malo ahí fuera. Que la belleza está en el interior.
Lo siento, porque me contradigo
Y entre el murmullo de las hojas de ese otoño que moría, cuando caían sobre tu pelo y yo me moría por alcanzarte y besarte, por alcanzarte y decirte algunas cosas al oído, cosas que sólo a ti y a mi interesan, cosas que no le importan al mundo.
El mundo ha perdido la esperanza (y la cabeza)
Te luces,los tres primeros párrafos me matan.
ResponderEliminarTodos quisiéramos romper ventanas y que cayeran cristales, soñamos y soñamos...
por cierto, preciosa foto de Into the wild :)
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