Canta abuela, canta. Cuéntame una historia con tu voz de arrugas, con tu mirada distante de tiempo. Canta abuela, canta, que yo escucho con hipnotismo. Canta que yo escucho acompasando el paso del tiempo con el latido del corazón. Cuéntame una historia de antes, cubierta de polvo. Una historia de entonces, para que no se pierda, y volver a allí, de nuevo.
¿Dónde estamos?
Aquí, ahora, en este lugar, bañado por una luz verde filtrada por ramas. En algún claro de un bosque al atardecer de un supuesto otoño de hojas, ya rojas, que caen suavemente a besar el suelo. Estoy allí como si estoy aquí, como si estoy en cualquier sitio, viajar con la mente es la mejor forma de viajar.
Y ahora me muevo, a recuerdos, a tu suave voz de arrugas en mi oído, puedo oírte y puedo andar. Ando como en silencio, quizás no puedo hablar, en recuerdos sólo puedo cerrar los ojos y dormir el momento para que no pase, aunque pase, para que quede la cicatriz de las palabras exactas.
Todo es tan perfecto. Me pregunto si la perfección deberíamos buscarla en el interior de las palabras. Me pregunto si quizás lo hermoso es lo que recordamos. Me pregunto tantas cosas amparado por el sonido de tu voz de arrugas.
. . . .
¿Qué pasa abuela? se te quiebra la voz mientras hablas a susurros a mi oído, desde tus labios arrugados por los años. ¿Qué pasa abuela? acaso recordar duele. Acaso quizás te has dado cuenta de que lo vivido es mejor que lo que vives y, mientras recuerdas, quizás prefieres seguir hablando y no volver a este lugar; quizás quedarte atrás, por el camino. Supongo que aquel que dijo que lo bonito de la vida es el camino conocía la verdadera esencia de la vida.
Primera vez que paso por aquí e impresionada.
ResponderEliminarUna entrada emotiva... y preciosa en serio.
Un saludo :)