
Muchas veces me he sentado en la noche y he dormido en sueños de tormenta y pesadilla, lugares del universo que asustan y hacen temblar el vaso de la razón hasta que pende del hilo de la inconsciencia; el beso amargo de la comprensión trae el verdugo conocimiento que derrota cualquier seguridad sobre la vida.
He pasado horas preguntándome y las respuestas han llegado en forma de preguntas insacibles; preguntas que consumen el cigarro y su ceniza, que traen consigo la duda y la incapacidad. Preguntas asesinas que matan los atisbos de la paz; preguntas que crean monstruos y espantan.
Muy poético.
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