lunes, 17 de octubre de 2011

El amanecer de los ídolos


Decía que quería alcanzar la gloria pero rehuía los sacrificios necesarios para ello. Soñaba constantemente con un futuro idealizado, un futuro sometido al perspectivismo digno del más puro superhombre. Él era fuerte, pero sus esquemas se derrumbaban por dentro. Él era una apariencia engañosa, una mentira tomada por verdad. Y, entra la gente, a veces se sorprendía aspirando el dulce aroma de lo mortal y, de la muerte, solía decir que traía la paz consigo.

Nihilismo. La no creencia en nada. Una existencia desprovista de sentido. ¿Cómo seguir viviendo? Algunas veces se preguntaba por el sentido de la vida. Le gustaba jugar a esos juegos en los que siempre terminaba perdiendo. El sentido de la vida es que no hay sentido y, entonces ¿por qué luchar? ¿por qué seguir? ¿por qué, siquiera, intentarlo? Y el nihilismo le respondía sin responder. Y volvía el ciclo vicioso de lo agridulce, de la tragedia humana; el ciclo vicioso de creer que la vida es olvido y que nada dura lo suficiente para permanecer; el ciclo vicioso de llenar su corazón con plumas y dormir sin dormir, con sueños en los que soñaba con no ser. El ciclo vicioso, concluyo, de pensar que la vida no es más que la espera de algo que no va a llegar y, aún sabiéndolo, seguía viviendo porque, como escéptico, decía que nada se puede asegurar. Temía morir pero, más aún, temía vivir.

Y este mismo cuento se perpetua constantemente. Otro ciclo vicioso: la insistencia humana. Preguntas, respuestas y más preguntas. Moral y ética. Comprensión. Tropezar y aprender. Volver a tropezar y aprender de nuevo. Así como la corriente que nos lleva hacia delante cuando, en realidad, en nuestro interior, no hemos aprendido a avanzar. De esta forma nos vemos inmersos en una lucha que nuestras fuerzas no pueden afrontar y, derrotados, dejamos que la corriente nos conduzca, sin reclamar, sin insistir, pues sabemos que nadie puede luchar contra la ingravedad, contra lo natural, contra lo que, dependiendo de lo que seamos, no puede ser.  


2 comentarios:

  1. Suelo leer tus entradas, si no recién publicadas poco después.
    Me gustan, me gusta como te expresas y lo que dices, pero cuando lo termino de leer no sé qué opinión debo tener sobre ellas. Son desconcertantes, pero al fin y al cabo, ahí está en el encanto.

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  2. La vida no se trata de dejarnos la cabeza en explicaciones para darle sentido.
    La vida se trata de ir dándole ese sentido nosotros mismos, con nuestras metas y nuestras propias formas de vivir felices.

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