lunes, 6 de septiembre de 2010

La calle Saint Sugar

Yann Tiersen – La Redécouverte

A las 20:00 de la tarde, el mundo en la calle Saint Sugar parece volverse loco y ser parte de una sarcástica obra de Bennet o Wayred. Las hojas del árbol seco bailan al compás del viento, que las zarandea con lacrimosa suavidad. De las pastelerías surgen sabores que se deslizan por el paladar y hacen que tu conciencia sueñe sin quererlo, es la magia de las tartas de fresa de la señora Bo y la degustación de la exquisitez de la vida. Cuando nadie mira, hay un escaparate de lencería femenina que disfruta reflejando los últimos rayos de sol que mueren tras las montañas Rouss. En la taberna de la Señora Rosemary un piano es tocado por un pianista con las manos de terciopelo y las uñas pintadas de negro como el carbón. Nadie sabe que al mismo tiempo un gato se oculta bajo la mesa junto a la puerta y se queda observando las sombras que entran por la ventana y crean monstruos en la pared. Los hermanos Johnsson pasan el tiempo cortejando a las señoritas que caminan por la calle, ellos suelen ser amables y saludarlas levantando el bombín, ninguna se da cuenta de que después de ese inesperado encuentro han perdido las perlas de Botin y los relojes de Chandong. El barbero Jared Pols se divierte bailando con la escoba mientras recoge los restos que han quedado en el suelo después de cortar el pelo a la señora Consor. La señora Consor está enamorada de Jared en secreto, ella sólo es feliz cuando va a cortarse el pelo y Jared sonríe, como si llevase esperando la situación.

El mundo sigue igual, cualquier transeúnte que pase pasará con prisa y no valorará el detalle de la vida, ni la intención del tiempo que, aún limitado, compensa su carencia con la perfección.

Llego al final de la calle Saint Sugar, me giro y observo la acera de ladrillo y el cielo, color rojo atardecer. Sonrío y me despido con un breve pero intenso latido de mi corazón.

A las 20:08 de la tarde, el mundo en la calle Saint Capité parece volverse loco y ser parte de una sarcástica obra de Bennet o Wayred. Las hojas del árbol seco bailan...


2 comentarios:

  1. precioso...
    me recuerda mucho a Amelie... he visto que también te gusta Yann... ^.^
    saludos =)

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  2. Te ha quedado muy a lo narrador de Amelie.

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