jueves, 14 de abril de 2011

La ingenua hoja



Antes de empezar la lectura, perdonadme si os molesto pidiéndoos un favor. Si empezáis a leer, leedlo todo. Veréis, esta historia me es muy triste. La he rescatado para vosotros, para ti. Para aquel que quiera, desde principio a fin, conocer a mi amiga la ingenua hoja
            




Vivía una vez en un lejano árbol de un bosque, una ingenua hoja de ojos marrones y piel verde (era como la hoja que nos viene a la cabeza si pensamos en un hoja). Aquella ingenua hoja se creía especial porque pensaba de una forma distinta a todas las demás hojas del árbol. Aquella hoja, al contrario que las demás hojas, lo único que quería era caer del árbol para conocer el mundo que se extendía más allá de las raíces. Esta hoja era tomada como una loca, pues todos sabemos que una hoja no sobrevive más de un día caída del árbol. Por desgracia, aquella ingenua hoja creía que todo eso eran cuentos que los padres, las hojas mayores, contaban a sus hijos, las hojas menores, para que no se escapasen del árbol. Y os digo, para los interesados en avisar a la hoja, que esta historia sucedió hace mucho tiempo, porque ¿cómo sino os la podría contar?

Y llegó el día en el que la hoja decidió, por fin, caer del árbol y poner en marcha su aventura. No le resultó muy difícil dejar el árbol, sólo tuvo que pedirle a un oruga bondadosa que se balancease sobre ella y, de esta forma, la hoja adquirió tal peso que calló al suelo bailando mientras tanto con el viento, al que tantas veces había oído cantar, gritar y pelearse con otras corrientes de viento (corrientes del Sur sobretodo).

Una vez en el suelo, la ingenua hoja se preguntó a dónde debía dirigirse; qué es lo que quería visitar, dónde pasaría la noche y las típicas cosas que una hoja se pregunta cuando cae del árbol. Así que, puesto que era una hoja muy organizada, sacó un mapa del lugar en el que una hoja guardaría un mapa y trazó el camino que seguiría, apuntando además los puntos donde podría darse un baño, comer algo o, obvio es, recibir asistencia médica en el caso de que alguien la tomase por una oruga y la pisase; hay niños que se divierten haciendo eso. 

He de decir que cuando la hoja aún está en el árbol vive totalmente atendida. Las hojas del árbol sólo hacen ejercicio mecidas por el viento. No engordan porque todas son vegetarianas; porque imagináos, imagináos que las hojas engordan y caen en verano o en invierno y no en otoño como deben. En este caso el otoño se pondría furioso y dejaría de trabajar y las otras estaciones se estresarían y habrían más meses estivales, más meses invernales y, lo peor de todo, habrían más alergias primaverales. Ya veis lo importante que es que una hoja siga una estricta dieta y que el viento las sople de vez en cuando. Pese a todo, algunas hojas dejan la dieta de lado y se llenan de sabia y caen al suelo y mueren al poco tiempo. No les reprocho nada ¿sabéis lo duro que es el divorcio matrimonial de una hoja? Muy, muy duro.

Sabida pues la fama de vagas que tienen las hojas; tengo el deber de informar que las hojas fuera del árbol hacen mucho ejercicio. Caminar unos metros es algo que les cuesta porque no están acostumbradas a moverse mucho en su vida. Por eso, a las pocas horas de caer del árbol la ingenua hoja estaba exhausta, dolida y muy, muy (no os lo podéis ni imaginar) sedienta. Porque las hojas si no beben algún líquido regularmente se deshidratan, y cuando las hojas se deshidratan se vuelven muy frágiles y corren el trágico riesgo de que alguien las pise en ese momento. En ese caso, la hoja queda reducida a trocitos escarchados. 

Imaginaos pues, cómo debió sentirse la ingenua hoja cuando empezó a sentir que su piel se secaba. Empezó a gritar y a adoptar posiciones extrañas queriendo llamar la atención de las hormigas para que la llevasen a alguna zona de sombra y quizá retrasar lo inevitable. Para ello adoptó la posición de un trozo de pan, porque a las hormigas, todos sabemos, les encantan mucho los trozos de pan (sobretodo si es pan tostado). Pero a esas horas de la mañana, aunque hacía buen día (y es bien conocida la costumbre de las hormigas de tomar el Sol); he de decir que aquella ingenua hoja no encontró a nadie que pudiera socorrerla. 

Llegados a este punto de la historia, pensaréis que aquella ingenua (y ahora deshidratada) hoja, había hecho mal en saltar del árbol. Hemos podido comprobar que no duró ni un día lejos de su casa, lejos de sus amigos, de sus tíos y primos, del olor a tronco y de las consquillas de las hormigas andando por su espalda.

No penséis, ni por un momento, que la hoja estaba triste. Para nada; recuerdo que la hoja solía decir que si las situaciones comprometidas son ocasionadas por decisiones voluntarias, estas situaciones comprometidas pasan a ser situaciones derivadas del instinto libre, por naturaleza primitivo, de cualquier decisión. Aquella ingenua hoja estaba contenta. Después de todo, estaba donde había querido estar toda la vida, y quizás si las consecuencias eran malas, la libertad era total, y no le importaba pagar el precio de la libertad.

. . . .

Veréis, en mi opinión, la sociedad es como las hojas que se quedaron en el árbol. Supongo que la mayoría de nosotros no está dispuesto a pagar el precio de la libertad. Preferimos vivir en el árbol y preferimos hacernos viejos con el paso del tiempo.  No cicatrizar. Preferimos quizás que el viento nos dirija, cuando el viento, por naturaleza, sopla por el arte de volar.

¡Qué las cosas sigan su curso! diréis. Supongo que es una opción tentadora, ¡estamos tan acostumbrados a las costumbres! Pero, he de decir que cuando me encontré con aquella ingenua hoja postrada en el suelo, ya medio loca, medio olvidada, recuerdo que la miré a los ojos y me vi sorprendido por la felicidad que emanaba de estos. Veréis, yo siempre quise ser feliz. El precio de la libertad es muy duro pero supongo que, como bien nos ha enseñado la vida, el camino más duro es además el más recompensado.



FIN





Mi amiga la ingenua hoja; cuando la encontré



3 comentarios:

  1. Muy buena la historia. Refleja el mundo y la gente como es hoy en día.

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  2. Dicho queda: saltemos todos del árbol! =)

    Muy buena la entrada! ^^

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  3. Te recomiendo ver la peli 'Into the Wild' o puede que la conozcas ya y te sirviera de inspiración para este post. ¡Muy bueno por cierto! ;)

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