miércoles, 4 de mayo de 2011

Nosotros, los de entonces, ya no somos los mismos.




Podría escribir los versos más tristes esta noche...

Hace ya tanto tiempo de entonces; entonces cuando éramos amantes y el amor, qué decir, el amor era las más bellas sensaciones que morían en la piel. Hace tanto tiempo desde aquello. Aún me pregunto si recuerdas lo que compartimos. Aquella salvaje pasión que quisiera expresar con gritos, pero no puedo, sólo puedo rogar que aún te acuerdes y puedas revivir de alguna forma lo que escribo.

La noche está estrellada y tiritan azules los astros a lo lejos...

Quién iba a jurar que el mundo daría tantas vueltas sobre el mismo eje de tu cuerpo. Quién hubiese entonces jurado que yo aún te recordaría como si fuese ayer cuando nos vimos. Uno queda desde el primer momento impregnado de la belleza que desprenden tus ojos que, ni azules ni verdes, son los ojos más hermosos que he podido encontrar últimamente. 

El viento de la noche gira en el cielo y canta...

Aquel amor de fiero fuego, de pasión sarcástica. Tus labios en un beso, qué más puede darme el mundo si contigo sobra todo. Jamás podremos, muy a mi pesar, volver a lo de entonces. Muy a mi pesar, ya sólo queda el recuerdo y las fotografías para rescatarte de donde sea; con tal de rescatarte me conformo.

La noche esta estrellada y ella no está conmigo...

Allí a lo lejos, en el más profundo recuerdo, creo que te he escondido por miedo a perderte, por si quizás te desvaneces y me quedo con la sensación de las palabras que se quedan colgadas de la lengua, entre querer rescatarte y, quizás, olvidarte del todo. Pero supongo que no, que no puedo, que no quiero, que no puedo. Que no.

Ya no la quiero, es cierto, pero cuánto la quise...

Recuerdo entonces algún suspiro que ha quedado, en forma de eco. Es el único sonido que acompaña las imágenes de tu pelo, de tus manos, de tu sonrisa, de tus ojos bellos. Supongo que poco a poco me quedas menos y, restando, luego quedas en humo. Ni ecos ni sombra, todo termina cuando no hay más camino y el camino del recuerdo se consume con el tiempo, a pesar de que corramos con relojes rotos. A pesar de matar el tiempo recordando. A pesar de entonces. De entonces ya no hay mucho.

Es tan corto el amor, y es tan largo el olvido...

No estés triste, me digo. No estés triste, si escuchas. Esto acaba como acaba todo, supongo. Los finales acaban perdiendo, por eso decían que la vida es triste, por eso, porque por mucho que riamos y saltemos, por mucho que volemos y dancemos bajo la lluvia, siempre queda la extraña sensación de que lo último es un silencio eterno. Y, por entonces, ya nada tendrá sentido.



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