Y, dime, ¿a dónde va todo ese amor que desperdiciamos amando a personas que no nos aman? A dónde todas las esperanzas que no sirven de nada, y a dónde todos esos sueños que no se cumplen. Dime a dónde va todo lo que nunca haremos, y todas las noches que no follaremos, y esas estrellas que, jamás, jugaremos a contar cogidos de la mano, mientras perdemos el tiempo en no prestarle atención a nada excepto a los besos que nos demos, tan callados, y que supongo que tampoco nos daremos.
Y, dime, si me quieres, o si he vuelto a llegar tarde, y que el tren ya ha pasado y que estas vías ya no llevan a ninguna parte. Venga, dime si has puesto la alarma demasiado pronto y tengo que madrugar de toda la vida que nunca viviremos, de todas las miradas cómplices de entendernos; que todo eso se perderá, aunque nunca lo hayamos encontrado. Dime todo eso, aunque me haga daño, y es que supongo que el dolor es la única forma de romper las ganas, y no reciclarlas luego. No, no más ganas, ya no hacen otra cosa que rascar la herida...
Madre mia, me encanta como escribes, eres genial.
ResponderEliminarSi encuentras la respuesta, dime dónde, que me mudo a ese lugar y me quedo a vivir allí.
ResponderEliminarQue me gusta leer tus entradas, siempre consigues sorprenderme
ResponderEliminarEso quisiera saber yo, a dónde va todo eso.
ResponderEliminar